Yvy Pytã significa tierra colorada en Guaraní, se trata del tipo de suelo más fértil del mundo y su llamativo color proviene de su alto contenido en hierro y alúmina entre otros lo que la hace ideal para el cultivo de cannabis de alta calidad. En Argentina abarca la totalidad de la provincia de Misiones, donde se encuentran Iguazú y sus increíbles cataratas. De ahí que entrar o salir en bus requiera pasar por el obligado control policial perro incluído. Entonces comenzó nuestra relación amor-odio con las líneas de omnibus y sus eternos recorridos por uno de los países más grandes del mundo, el octavo para ser más exactos. Y sí, a quién se le ocurre recorrérse sus casi 3 millones de kilómetros cuadrados en bus? pues a nosotros, claro que sí. A tope de aventura.
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Vistas desde el lado Brasileño |
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El salto más grande e impresionante de las Cataratas de Iguazú. |
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Vistas desde la orilla argentina. |
Iguazú es espectacular, empezamos por el lado brasilero, por aquello de que hay que ver ambas orillas y también por tener otro sellito en el pasaporte, que nos pone bastante. Al bajar del bus, solamente el estruendo del agua al caer nos puso la piel de gallina. La panorámica de las cataratas es aún mejor, grandiosas podría ser la palabra que más las define. Es como para quedarse horas y horas mirando embobado. El lado argentino es menos panorámico y más de "meterse hasta la cocina", hay que navegar sí o sí debajo de esos chorros colosales... realmente merece la pena y ya de paso uno se refresca porque hace un calor!!!
Además de las cataratas visitamos Foz de Iguazú, ciudad a medio hacer fría y cero acogedora; y Puerto Iguazú que es otra historia, calles empedradas y el rojo de la tierra por todas partes con un encanto especial.
Y de ahí salimos pitando hacia Córdoba, donde nos esperaban Tristán y Euge (y sus amigos y sus familias, qué maravilla de personas!) para darnos una cálida bienvenida con asado, piscina y alfajor tras una larga noche de autobús de casi 20 horazas. Córdoba derretía las farolas, así que huímos hacia sus sierras llenas de rincones como el que Tristán conocía en Calamuchita. Don Vélez nos arrendó un par de días de fuegos de campamento, asados y chapuzones en el río. Entre esto y las comilonas familiares en Villa María (más familia, sí! había que hacerse la ruta de los parientes enterita y cómo nos gustó conocerlos a todos!!) nos pusimos unos quilitos encima muy pero que muy bien disfrutados.
Córdoba es la segunda ciudad más poblada de Argentina, tiene un punto cultureta que la hace muy atractiva, sus museos nos gustaron mucho (el de la memoria asentado en una antigua casa de tortura es escalofriante) y sin duda es una ciudad más bondadosa para vivir y no morir en el intento que Buenos Aires.
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Cientos de fotos de desaparecidos durante la Dictadura Militar Argentina (1976-1983) en el Pasaje Santa Catalina de Córdoba, junto al Museo de la Memoria. |
Nuestro siguiente destino era el fin del mundo, tierra de fuego, pero nos parecíó un tramo demasiado largo especialmente para nuestros traseros; así que optamos por hacer varias etapas antes de llegar allí... pero eso ya es otra historia.