jueves, diciembre 30, 2010

Paradisíaca Coromandel

 

  Las playas de Coromandel son de lo más espectacular que hemos visto nunca… en cuanto a playas, claro. Arenas doradas, aguas transparentes, infinitos turquesas que se pierden en el azul del cielo. Lorenzo fue benévolo y tuvimos un sol radiante durante los tres primeros días que nos detuvimos en esta zona del norte de Nueva Zelanda llena de calas solitarias y míticos lugares, menos solitarios quizás.
Nos habían hablado de una playa de aguas calientes: Hot Water Beach. Cuando la marea baja, puedes excavar en la arena y el hoyo se llenará como una bañera termal. Sin embargo, la popularidad ha plagado esta playa de turistas que, pala en mano, nos hicieron retroceder despavoridos, jeje! No nos olvidamos de que nosotros también tenemos que incluirnos en la sección “turistas”… pero nos encanta pensar que no pertenecemos del todo a esas masas y buscar rutas alternativas. Por eso, disfrutamos mucho en la Lonely Bay que realmente es una mini-bahía solitaria y tan paradisíaca o más que la playa de aguas calientes. Sí nos dejamos caer por Cathedral Cove, dos preciosas playas comunicadas por una cueva natural en roca.

Existe una ruta para los más aventureros que rodea toda la península por el norte, allí nos fuimos de cabeza… a pesar de que Maribel no está para muchos trotes. Supongo que eso sumado a una inesperada lluvia torrencial nos hizo desistir a mitad del camino. Dimos media vuelta y volvimos  al encantador pueblecito pesquero, Whitianga, que bien podía ser el protagonista de un remake de “Doctor en Alaska” versión kiwi y que nos había dado cobijo las últimas noches.
A la mañana siguiente, Lorenzo se fue y un temporal galopante que venía directo desde Australia se cernió sobre nosotros.

sábado, diciembre 18, 2010

Cuna de la cultura Maori




Taupo es un pueblo pegado a un lago pegado a un volcán. En realidad, el lago es un cráter gigante lleno de agua, legado de una explosión volcánica que destruyó la isla y sacudió el mundo hace más de 26.500 años… que se dice pronto.
Pero el espectáculo no acaba aquí, pues esta región así como la de Rotorua (capital de la cultura Maorí) se sitúan a la cabeza de actividades aventureras llámese puenting, paracaidismo, rafting y un largo etcétera de locuras que los kiwis se han inventado para deleite de los mochileros ricachones que vienen a esta zona de Nueva Zelanda a gastarse los ahorros.
Ambas se encuentran en el centro de la isla norte y ambas están sobre áreas termales  resultado  de la actividad volcánica que aún persiste en la zona. Cuando el jefe maorí Tamatea-arikinui visitó este lugar por primera vez, sus pasos retumbaron, lo cual lo llevó a pensar que el suelo estaba hueco y la apodó “pasos retumbantes”: Taupo.
Rotorua por otro lado ha sido venerado durante años por los Maoríes como lugar de aguas sagradas, aquí se respira el calor de la tierra en modo de aire sulfuroso (similar al huevo cocido un poco pocho) que proviene de espontáneos géiseres, tórridas fuentes termales y piscinas de barro burbujeante.
Por estos lares nos dejamos caer un puñado de días para ver qué se cocía… por cierto, estamos viendo cascadas como en la vida...

domingo, diciembre 12, 2010

Cruzando Mordor digoooo... el Tongariro.



Intuimos que los aficionados y/o expertos en montañismo pensarán que el Tongariro Alpine Crossing viene a ser como la Autopista A3 un domingo de puente pero, para neófitos como nosotros, os aseguramos que los casi 20 kilómetros de recorrido y las casi 7 horas caminando se convirtieron una dura prueba… tres días después, nuestras piernas y nuestros pies siguen quejándose por el esfuerzo.
Quejándose por el esfuerzo dice… chillando de dolor más bien!! Parecíamos Frodo y Sam intentando destruir el anillo! Y venga caminar… y cuesta arriba y cuesta abajo… y vuelta otra vez…
El recorrido se divide en varias etapas, después de un hora caminando en llano, empiezan las Devil Staircase (Escaleras del Diablo), quizás el tramo más duro. Luego hay que cruzar el South Crater y encarar otra subida para alcanzar el punto más alto, el Red Crater, donde llegamos a estar a casi 2.000 metros de altura.
Ideal para los que tenemos vértigo, un poco de agorafobia y demás terrores irracionales…
La bajada hasta los Emerald Lakes (Lagos Esmeralda) es simplemente indescriptible, el paisaje que se presenta ante tus ojos es impresionante.
Eso sí, impresionante si te da tiempo a mirarlo porque teníamos que estar muy pendientes de donde leches poníamos los pies… no veas con la bajadita…













De hecho, en la cumbre se vivieron momentos de pánico por parte de algún que otro turista que se esperaba una excursión al uso más que una ruta de alta montaña. Aprovechamos el final de la bajada, junto a los lagos para avituallarnos y recobrar fuerzas.
Que bien que las necesitábamos… todavía quedaban más de 3 horas de camino… que a estas alturas Frodo y Sam ya estaban de vuelta y nosotros dándole a la zapatilla todavía…

La zona de Ketetahi fue, sin duda, la más anodina, especialmente por el escenario, salpicado por algún que otro riachuelo de aguas grises debido a la actividad volcánica de la zona. Llegamos por fin al bosque que nos ofreció un paisaje diferente al que habíamos visto en tooodo el recorrido, además de un poco de sombra, claro!
Y venga a bajar, y venga a bajar por el sendero destroza-rodillas… que parecía que no se iba a acabar nunca… pero a dónde hemos subido? Al Everest? Y a todo esto, nos habíamos dejado el anillo en la fragoneta…
 

viernes, diciembre 10, 2010

Primera parada... Napier!











Napier ha sido nuestra primera parada con Maribel (así hemos bautizado a nuestra casa móvil), la pequeñina no se ha portado del todo mal, aunque en las cuestas se duerme un poco en los laureles…
Como iba diciendo, Napier es una ciudad costera Art-decó muy interesante para todo aquel que guste de ese tipo de corriente artística, en caso de no gustar, resulta un tanto hortera. Sin embaaaargo, le salva la gran cantidad de hectáreas regadas de viñas que surten sus bodegas. Y a estas últimas nos fuimos de cabeza a degustar gratis chardonnays, cabernet-sauvignons, merlots y sirahs. ¿Qué por qué es gratis? Pues porque aquí no hay muchos españoles capaces de acabar con sus reservas en menos de una semana, jeje! Forma parte del carácter kiwi, no te roban, no te engañan, no te timan, tienen vino gratis… vamos, que cumplen con la tira de mandamientos. Personalmente, nos quedamos con los blancos más que nada porque aquí es casi verano, cuando el sol aprieta da gusto beber frío. Además aprovechamos para darnos un lujo extra ya que era el cumpleaños de Gabriele, nuestro compañero de viaje y amigo a la par que hijo adoptivo... cayeron un par de botellas de buen vino de la tierra, en parte gentileza de Maaike, una holandesa muy maja que se nos unió en el albergue. El día fue  generoso y nos prestó un bonito atardecer.
La visita no dio para mucho más, en la oficina de información nos sugirieron ir a la fábrica de pieles de oveja donde una amable señora nos explicó todo el proceso desde que reciben las pieles hasta que el producto se pone a la venta. Son típicas las botas de piel de borreguito por dentro. Aquí todo el mundo tiene unas… pero reiteramos que es casi verano y no procede.

Y desde el mirador de la ciudad pudimos ver un atareado puerto lleno de troncos de árboles, algo bastante habitual en todas las ciudades dado que los kiwis construyen prácticamente todas sus casas a base de madera.
Nuestra primera noche dentro de Maribel fue diferente, aparcamos en un camping gratuito a la vera del Pacíficio y nos dormimos con el sonido del mar de fondo. Ya estamos prácticamente acostumbrados a esto de la casa móvil. Es muy divertido y Nueva Zelanda está plagado de gente como nosotros ya sea con cutre-furgos como la nuestra o con camiones rodantes que desde fuera al menos parecen verdaderas mansiones.