En 2008, unos pescadores neozelandeses, de la que se iban a pescar sardinillas, se encontraron un calamar gigante de aproximadamente 10 metros de largo y media tonelada de peso … hasta el momento, lo más parecido a esto que se había descubierto estaba dentro del estómago de algún pobre cachalote. “Qué alegría, qué alboroto, vamos a congelarlo y a llevárselo a los científicos para que lo descuarticen y experimenten con él en vez de hacernos una buena ración de calamares a la romana de aquí a Cuenca…” y así llegó a uno de los museos más famosos del país en Wellington, el Te Papa, donde estuvimos de visita hace algunos días.
Dicen que cuando lo pescaron, ya estaba casi muerto, aunque en los vídeos tiene un aspecto sospechosamente sano… y bueno, su estado putrefacto da un poco de asco, todo hay que decirlo, pero es impresionante verlo de cerca, eso sí, muerto.
Hay varios vídeos, por si os apetece echarle un vistazo: