Intuimos que los aficionados y/o expertos en montañismo pensarán que el Tongariro Alpine Crossing viene a ser como la Autopista A3 un domingo de puente pero, para neófitos como nosotros, os aseguramos que los casi 20 kilómetros de recorrido y las casi 7 horas caminando se convirtieron una dura prueba… tres días después, nuestras piernas y nuestros pies siguen quejándose por el esfuerzo.
Quejándose por el esfuerzo dice… chillando de dolor más bien!! Parecíamos Frodo y Sam intentando destruir el anillo! Y venga caminar… y cuesta arriba y cuesta abajo… y vuelta otra vez…
El recorrido se divide en varias etapas, después de un hora caminando en llano, empiezan las Devil Staircase (Escaleras del Diablo), quizás el tramo más duro. Luego hay que cruzar el South Crater y encarar otra subida para alcanzar el punto más alto, el Red Crater, donde llegamos a estar a casi 2.000 metros de altura.
Ideal para los que tenemos vértigo, un poco de agorafobia y demás terrores irracionales…
La bajada hasta los Emerald Lakes (Lagos Esmeralda) es simplemente indescriptible, el paisaje que se presenta ante tus ojos es impresionante.
Eso sí, impresionante si te da tiempo a mirarlo porque teníamos que estar muy pendientes de donde leches poníamos los pies… no veas con la bajadita…
De hecho, en la cumbre se vivieron momentos de pánico por parte de algún que otro turista que se esperaba una excursión al uso más que una ruta de alta montaña. Aprovechamos el final de la bajada, junto a los lagos para avituallarnos y recobrar fuerzas.
Que bien que las necesitábamos… todavía quedaban más de 3 horas de camino… que a estas alturas Frodo y Sam ya estaban de vuelta y nosotros dándole a la zapatilla todavía…
La zona de Ketetahi fue, sin duda, la más anodina, especialmente por el escenario, salpicado por algún que otro riachuelo de aguas grises debido a la actividad volcánica de la zona. Llegamos por fin al bosque que nos ofreció un paisaje diferente al que habíamos visto en tooodo el recorrido, además de un poco de sombra, claro!
Y venga a bajar, y venga a bajar por el sendero destroza-rodillas… que parecía que no se iba a acabar nunca… pero a dónde hemos subido? Al Everest? Y a todo esto, nos habíamos dejado el anillo en la fragoneta…
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