
Puede que estas sean nuestras últimas palabras antes de ser encarcelados o quizás extraditados de Nueva Zelanda por publicar estas fotos ¡je, je!. Ya se sabe que cuando se está a punto de rodar todo es secreto… y tuvimos la suerte de visitar Hobbiton en el momento justo en el que los decorados se habían puesto otra vez en marcha para el rodaje de El Hobbit, precuela del Señor de los Anillos. La visita fue bastante casual, era muy caro y en las guías te advierten que decepciona… pero en las guías no saben que justo ahora es cuando merece la pena gastarse los cuartos en la tierra de los hobbits.
Todo empezó muchos años atrás (¿diez?) cuando el director de cine Peter Jackson buscaba emplazamiento para su película a lomos de una avioneta. "Este sitio está muy bien" se dijo, "sin rutas aéreas para que nadie espíe mis decorados". Era la granja familiar Alexander con tropecientas mil ovejas, famosos en su pueblo salían en la prensa local como grandes esquiladores. Entonces no sabían que su vida iba a dar un giro de 180 grados.
Cuando acabaron la peli, lo destrozaron todo, pero los hermanos Alex lo vieron claro y pactaron con la productora para que dejara cuatro paredes blancas y así hacerse de oro a costa de los miles de frikis que en los años venideros visitaron Nueva Zelanda en busca del Hobbiton de la peli.

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